miércoles, 20 de noviembre de 2013

EL ESPEJO DORMIDO de Daniel Padilla Serrato




 Por Nana Rodríguez Romero

Entrar en los espejos de  Daniel Padilla Serrato, es bucear en un magma primigenio en donde se cocinan los atributos del ser, la soledad y el sueño, a través de la palabra poética que indaga por la condición mortal y efímera, desde la superficie y el fondo del reflejo.


La poesía de  Daniel Padilla  es una casa poblada de espejos. Al entrar, es necesario llevar una linterna potente para  develar los misterios de la existencia, al ser que define en forma maravillosa como un milagro del tiempo, resonancias heideggerianas que van y vienen en los 27 poemas que componen el libro.


Las infinitas caras de los espejos que  se advierten en esta poética, contienen las preguntas que exploran la identidad reflejada en el agua, en los mitos,  en el cristal o en el sueño, o en ese espejo de arcilla que es la humanidad entera, donde nos podemos mirar unos a otros y hallar nieblas o luces, cadenas atávicas o sombras,  ondas dispersas hacia las orillas, cuando Narciso toca el agua y se encuentra con el reflejo de la nada.


También se halla en algunos fragmentos, el estilo aforístico, como una cápsula llena de nutrientes para interpretar:  Errar en lo que somos lo debemos a la conjugación de todos los destinos. Está bien que así sea, pues tenemos por coronas mil espadas pendulando. Vasos comunicantes entre la filosofía y la poesía: Un espejo vaga dormido en las ruinas del tiempo.


Si nos atenemos al concepto clásico de poesía como un develamiento del misterio, en las imágenes de El espejo dormido, asistimos al hallazgo de la poesía palpitante , con el vértigo que produce la contemplación o el descubrimiento del ser individual mirándose en un abismo,  soñarse, o soñar que otros lo sueñen, ¿o quizá despertarse?;  alusiones que también Octavio Paz intuye en su bello poema Piedra de sol


No es común encontrarse con un libro de poesía en el que se conjugan la emoción y el pensamiento, la música y la belleza, el asombro en varios de los poemas, en momentos en los que se podría decir, asistimos a la banalización de la poesía.




martes, 24 de septiembre de 2013

POEMAS DE ALIRIO QUIMBAYO DURÁN




ALIMENTO MIS OJOS CON MIGAS DE FUEGO

Alimento mis ojos con auroras y ocasos;
les sirvo su ración de páginas
aderezadas con el fraseo de sueños
para que sobrevivan a la ceguera,
al olvido que se hace polvo
en el lomo de los libros resignados.
Sacio su hambre con la luz del día
que llega con sus pinceles e imágenes
sobre los hombros de las montañas.
Mis ojos disfrutan el menú de las grafías,
entre los recuerdos saborean el vino,
degustan los sonidos de la labranza;
sus frutos frescos que el viento mece
en el ramaje de los días. En un parpadeo
se bañan de silencio bajo la lluvia;
se cubren de resonancias
que afloran en los pliegues de las palabras.
Caminan mis ojos sobre las líneas escritas
en la piel arrugada del tiempo, con la misma avidez
de la flecha tras el vuelo de las aves.
Alimento mis ojos con su ración diaria de páginas
como quien alimenta cuervos con migas de fuego.


© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.







LAS CICATRICES DE LA RAMA DEL OLIVO

A Picasso contemplando en silencio a su hijo Guernica
Frente al bastidor siempre intuyo que en la intimidad
de sus ojos abismados, en ese combate desigual
de luz y sombra, Borges vislumbraba el imperio
que de instante en instante agoniza
cuando la luciérnaga alumbra. Blanco y Negro
en el ajedrez de lo infinito; he ahí el ojo clarividente
escuchando el eco de los vientos de guerra
en el relincho apagado de una lámpara
atravesada por el fuego de la espada.
Mis ojos también gestaron este hijo del dolor,
de la soledad; universo de la devastación.
Lo saben las manos suplicantes de la madre
con su hijo moribundo en su regazo; su mirada
nos conmina a estrecharlos en un abrazo,
a reconocernos en sus pupilas encendidas,
a reconciliarnos con ellos como espadas partidas,
a quitarle a nuestro propio corazón todos sus blindajes
para que la luz nos habite con otros paisajes;
para que mis manos de pintor no se llaguen más
creando otros Guernicas y mis óleos cicatricen
todas las heridas de la rama del olivo.


© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.




HEMOS DE NAVEGAR PUPILAS ADENTRO

Hemos de mirar hacia adentro
para reconocernos; para reinventarnos.
Descubrir que somos más que sílabas
de una lengua muerta o una grafía extraviada
entre los caminos de la corteza de un árbol.
Hemos de mirar hacia adentro
para encontrar el arco de Ulises
junto a la cama donde reposa nuestro espíritu.
Hemos de mirarnos a los ojos
y navegar pupilas adentro
donde somos más que un simple nombre
o una solitaria marca de hierro rojo
repujada en la piel de una vaca sagrada. 


© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.


 
PLENILUNIOS  DE LAS AVES DE FUEGO Y CENIZAS

“El alma de una mujer es la obra maestra de la creación.”  
Confucio

Hemos transitado como sonámbulos
las inhóspitas ciudades donde la soledad
devora recuerdos. Nos hemos entretenido
en encuentros y desencuentros; con besos,
con danzas y caricias. Intentamos en vano
vencer las fatigas de los días sin tu presencia.
He de confesarte Mujer que es una labor inútil
ésta de intentar hacer invisible la luz
que habita en tus pupilas; pues, allí nació
en invierno el fuego de tu amor por tus hijos.
Nada detiene tu protesta ni te rindes
ante las estaciones del olvido.
Tu alma de Madre contiene los registros sagrados
de los orígenes de la vida; en ti la sangre
es ave migratoria en vuelo hacia tu corazón,
lleva los mensajes de las primaveras en camino.
Tus dedos aprendieron a tejer lazos de ternura
cuando la noche era un relato junto a mi cama;
escucho todavía, Madre, las voces de los arroyos
entre tus pies desnudos buscando huellas
de los hijos que sembraste en sus orillas.
Sabemos todos, Madre, que sólo tu canto
 tiene el poder de convocar  la vida;
con sus palpitaciones de lunas esperadas
tantas veces en silencio. Aves de fuego y cenizas
somos a la sombra de los años. Descubro en tus ojos
Madre, otra mujer que anhela llenar su cántaro
de aguas vivas. En sus pupilas  se adivina
el parpadeo de la mariposa tras su destino,
de la espiga de trigo que hasta ayer estuvo desnuda,
hoy se viste para la fiesta de la cosecha;
siento cómo la arrullan las manos del viento
anunciando la germinación de nuestra semilla
en la oquedad de su vientre. Nada es imposible
Madre si una sonrisa de ella se posa en sus labios.
Nada es imposible para las mujeres si quieren gestar
para sus hijos, para el universo una constelación
de sueños. Las mujeres como tú lo saben todo,
lo intuyen todo. Saben que el amor es el secreto
de los árboles; donde anida la sabiduría
de los consejos que sólo tú sabes
cómo grabar en las líneas de nuestras manos. 

© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.



SENTADO A LA ORILLA DE ESTA SOMBRA


A Khalil Gibran

Sentado a la orilla de esta sombra
follaje de mis luchas contra el viento;
estoy a la espera de la flor del día
convertida en savia, en sangre de pueblos,
en incienso camino de hormigas
hacia las estrellas en el insondable firmamento.
Mis manos vienen de las orillas de los desheredados
saben cómo palpar la escritura en el corazón
del árbol; mi oído aprendió cómo traer a la vida
los versos ocultos entre sus círculos
tallados por los años. Savia convertida en danza
de guerreros, en mares poblados de barcos,
en ronda de niños trepados en las nubes;
en lluvia tejiendo sus hilos sobre tejados,
en vuelo de aves migratorias
que hacen sus nidos de agua y sonidos,
de plumas y gorjeos entre las hojas
de las noches mientras arrullan la luna
los enamorados con sus voces y cantos.
Estoy sentado a la orilla de la vida
para ver cómo la Tierra escribe sus poemas
cuando de las semillas de los árboles
brotan en los ojos de los ausentes
los versos reverdecidos.


© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.


  
EL VERANO SURGIÓ DEL CANTO DE LA CIGARRA
(Versión del peregrino de distancias)

A mi amiga Laura Angelita Narváez Ruiz
quien sabe cómo eternizar otoños.

El verano surgió del canto de la cigarra
eso afirman los pictogramas de los códices insectos;
pero, el viento – peregrino de distancias – cuenta otras historias.
Proclama que el génesis del verano está en la luz;
disfrazado de cigarra aletea hasta tornarse sonido
y en las pinceladas del sol cabalga como legión de libélulas,
mariposario desbocado, plaga de langostas sobre Egipto
y suele deslizarse como serpiente líquida
entre la arrugada piel del rostro sediento de la tierra.
Sigo con mis oraciones antes de la cena imprevista;
apostada en el verde de las alturas de mis reflexiones,
fiel a las leyes de mi corazón de Mantis Religiosa.
En todo caso, sé que los días del verano están contados,
su blindaje de aromas y sonidos será inútil
cuando las cigarras hagan su mudanza,
no interpreten más la partitura de sus cantatas
y en los surcos de la frente de Franz Schubert
una mano sudorosa escriba su Sinfonía Inconclusa.
Lo huelo en el aire como si fuera afinación de violines
justo antes de su travesía por las Estaciones de Vivaldi.
Al fin, se cumplirá la profecía de Elías,
la lluvia regresará a su llamado; formará riachuelos
en sus ojos y las cigarras rejuvenecidas se marcharán
con su música a Otraparte. Abandonarán su ropaje
en la transparencia de sus antiguos cuerpos olvidados
y como momias egipcias aferradas a su destino
las hormigas hallarán sus cadáveres disecados
en la corteza de los sueños, en el sudor de los días,
en el sabor a miel de los besos postergados,
en la resequedad de las batallas fallidas,
en los jadeos, en los gemidos, en la fatiga
de nuestros cuerpos derrotados en el lecho.
El verano habrá sucumbido en los tejados, en los petroglifos,
en los pastizales resignados, bajo los aleros de las casas,
en los senos de la mujer amada, en su tierno arrullo,
en los caminos de piedra que huyen entre la maleza
como fugitivo saeteado por la lluvia.


© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.



EL VERANO SURGIÓ DEL CANTO DE LA CIGARRA
(Versión de los códices insectos)

El verano surgió del canto de la cigarra,
estuvo largo tiempo germinando en su vientre;
emergió entre las inflorescencias de las orquídeas,
vestido de lila, blanco y rosado en los brazos
de los ocobos. Se atavió de torbellinos multicolores
en los parpadeos de las veraneras en los balcones.
El verano surgió del canto de la cigarra,
llegó acariciando con sus dedos afiebrados
las espaldas verdes de los valles.
Sólo las hojas de los pinos, eucaliptus y avellanos
resisten el movimiento pendular de sus manos.
Así de la nada, del fondo del silencio
nos ofrece el fulgor del amarillo canario
como melodía de píccolos y flautas traversas,
el rojo de la sangre del sol que agoniza en la llanura,
los frutos maduros que sus pinceles de acuarelista
tiñen de naranja. El verano es obra de las cigarras
insisten los registros ancestrales de otros insectos
y se lo narran a sus hijos tras los velos de la noche
mirando fogatas en el rostro de la luna;
de día, garabatean sus crónicas en la ardiente arena.
Según ellos, la milenaria orquestación de las cigarras
venció el invierno para vengarse
de su largo cautiverio bajo tierra.

Alirio Quimbayo Durán

Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.



RÉQUIEM POR LOS DESPOJOS DEL DÍA

"Sombra y noche es el silencio; día de luz, la palabra."
Constantino Kavafis.

La noche guarda los despojos del día en un osario;
los huesos blanquecinos de las horas
con las que el lenguaje crea sus sueños de arena
en las riberas de tus labios ardientes o las figuras
de madera o arcilla en las manos del artesano.
La noche guarda silencios, despojos de palabras
retenidas en los oídos de las paredes dibujadas
por albañiles con sus palustres y con sus sílabas,
ella repite el milagro de la multiplicación de los panes
del viejo hornero que canta agradecido. La noche vestida de gris
baraja las deudas del tahúr con sus dedos de ceniza; trae a la vida
al sacerdote de humo con su incensario de oraciones,
de salmodias, de frases pronunciadas en lejanas atmósferas
como si fuera el eco del in dubio pro reo que hace visible al juez
para otorgarnos la salvación instantánea de un diluvio de fuego.
En la oscuridad de las ciudades que creíamos eternas
se escucha el sonido metálico de la ruptura de eslabones
de oro y plata con los que la noche nos ata al abismo
como si las promesas incumplidas fueran una sentencia a cadena perpetua.
Nadie osa abrir el osario de la noche donde reposan los ocasos,
el lenguaje de las aves, las voces de los manantiales, las partituras
que habrán de ser escritas en el aire por músicos invidentes.
La incertidumbre del mañana aún destila sombras
por debajo de nuestras puertas cerradas; nos abriga la soledad
de los deseos. Contemplamos la luna que conquistamos en el agua;
recostados en el lecho del desamor y del olvido, si acaso sabemos
que de los pulmones del gallo brotará el canto de la aurora,
sin palabras, sólo con su canto convocará la vida antes que los relojes;
sus aleteos anunciarán la creación de otro día en el temblor de las flores
y al caer la tarde de nuevo, decretará la muerte de la muerte.



© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.



MADRE, PROMETO SER TU SUEÑO

Con un abrazo enorme y solidario para todas las mujeres
que ya cruzaron solas la frontera invisible del dolor.


Madre, no me abortes que voy a ser artista;
no importa que exponga mis pinturas en la calle,
que las cuelgue en los ojos de los transeúntes,
que las cambie por las míseras monedas del Rey Midas.
En todo caso, seré un ave rara de galerías de arte;
acrisolado en el fuego de la entrega y el sacrificio.
Déjame nacer para asombrarte con mis pinceles,
quiero pintar en tu rostro la sonrisa que otros
te borraron, correr los velos de tus ojos tristes
para que veas cómo lleno el bastidor del mundo
con mis imágenes surrealistas. Si cruzo el umbral
de tu rosa abierta, todos sabrán que tu ternura
me trajo de vuelta al mundo de tus sueños.
Madre, no me desalojes del nido que alguien tejió
desde los confines de la eternidad en tu hermoso cuerpo;
no intuyes acaso que seré un músico de renombre
de cabellos alborotados, dedos como golondrinas
sobre el piano. Músico del silencio insondable
de partituras atrapadas en un claro de luna.
Madre, déjame gestar tus fantasías en el desarraigo
de tu piel negra; pues, yo también vengo al mundo
con mis cantos ancestrales, mi voz recia para declarar
como el águila americana: “I Have a dream”;
tú sabes madre del dolor del algodón en nuestros dedos,
del lastimero son de nuestros tambores africanos,
de las hogueras encendidas para apagar nuestras voces.
Madre, no me expulses de tus paisajes interiores
porque he de liberar un continente todavía virgen;
en tu sabia voz no se escucha la palabra “Apartheid”
para ninguno de tus hijos, para nadie de tu raza,
ni siquiera para la flor de lis, ni la piel blanca.
Madre. no me arranques de la sal de tus mares,
mejor enséñame a tejer los hilos de la sabiduría
en tu rueca; para que cuando yo crezca, mi nación
también crezca libre como si fuera la resonancia
del mantra OM, el fulgor del Upanishad. Enséñame Madre
a llevar la túnica blanca de tus oraciones,
a ceñirme con valor las vestiduras de la paciencia
y tolerancia. Educa mis manos para tejer la paz
en los corazones de mis enemigos, a derrotarlos
con una sonrisa y un apretón de manos.
Madre déjame en tu vientre estas nueve lunas
tejiendo mi discurso palabra a palabra;
aquí bajo tu abrigo, donde se escuchan los latidos
de tu Espíritu, donde el cosmos no sabe de violencias.
Madre, te prometo respetar la vida si me dejas conocerla,
si tomados de la mano caminamos sus senderos,
dibujamos con amor sus playas. Te prometo renunciar
a ser dictador en las regiones oníricas pobladas de sombras,
a no recolectar hongos de fuego, a no beber petróleo crudo
mientras mis hermanos se desangran, a no vestirme de oro y plata,
a tener la sencillez de tus párpados cuando asombrada
me veas venir con llanto, sudor, sangre y batallas
por el camino de la luz surgida de tus entrañas.
Madre, enséñame a conocer tu genuino amor ahora;
te prometo esforzarme por ser un verdadero Maestro,
ser siempre para ti un sueño tejido por tus propias manos.



© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.



EN EL UMBRAL DE LA PUERTA DE FUGA

Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca. /Llegar hasta allí es tu destino. /
Pero no apures tu viaje en absoluto.
Constantino Cavafis

Yo “Herman, monje recluido”, escribo con tinta de insectos
mi condena. Su sangre volará por los siglos en mis caligrafías;
surcará los círculos de Dante más allá del Paraíso Perdido.
Todo se consumará en el ojo del huracán de una noche medieval,
la escritura me librará de la sentencia de ser emparedado;
libro y autor seremos leyenda al desgranarse la aurora
en los párpados de los castillos y catedrales.
A este oficio de escribano me consagro en cuerpo y alma;
a orar, escuchar y registrar voces del pasado y del presente.
Con el paso de los siglos, deambularé hecho un fantasma
en las pupilas de los gatos entre estantes de bibliotecas.
El sonido de las campanas inundará con el Ángelus la celda vacía,
Imaginaré entonces la negra soledad del Oscurantismo como una partitura
donde el fulgor de este manuscrito raro ilumina toda la sinfonía.
Sus folios sobrevivirán a invasiones, guerras, despojos e incendios
y quizás, su sabiduría trace senderos hacia regiones invisibles.
Acaso la policromía de sus letras e ilustraciones convoquen el dolor,
la peste, el infortunio, la desgracia y la muerte de reyes,
nobles y guerreros más allá de este monasterio .
La pluma de masoreta, ahora en mi mano, fue la espada
con la que San Jorge libró sus batallas contra el dragón;
también mi redención llegará cuando escriba el punto final,
selle para siempre el “Codex Gigas”, justo aquí,
en sus páginas inexorables donde se cumple la profecía
del fin de los milenarios ciclos lunares y solares.
En la soledad de mi celda se derrite el tiempo
en la luz de las antorchas. Mi vida también arde
como las letras en un pacto de fuego
y el enemigo se esfuerza en distraerme con sus argucias,
lo venzo con la fe de las montañas que esperan
el abrazo del sol y el canto de la lluvia;
anulo sus malévolas estratagemas con la oración
de la mantis religiosa delante de su víctima.
Deshago las obras del maligno con el ayuno prolongado
de la crisálida reposando en su sudario; siento cómo yacen
los huesos blanquecinos del poeta entre las flores del mal.
Mi brazo no se rinde en esta lucha desigual del escriba
alquimista de segundos vertidos en grafías doradas;
mis ojos fatigados le roban luz a las pupilas del gato,
mi ceño filosofa sobre aquella única puerta de fuga,
allí en su umbral donde hace siglos renuncié
vestido con mi cogulla a las tentaciones del demonio,
a las banalidades del mundo y los placeres de la carne.
La escritura hará en silencio su trabajo de exorcizarme.
Sus ojos nos traerán a la vida el misterio de los designios
del Eterno y la historia cifrada de quienes sólo somos pabilo,
parafina, lumbre, velas encendidas…en los versos de Kavafis
o antorchas que nos debatimos entre el bien y el mal
o sombras fugitivas que cabalgamos desde la Inquisición
hacia Ítaca y todavía expiamos nuestros más íntimos deseos
en el corazón del fuego sin comprender la escritura del viento.



© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.



LAS HORAS DESVENCIJADAS EN UN RELOJ DE ARENA

Deseos, sueños y recuerdos se desgranan
en un reloj de arena; pareciera que todo se diluyera
en el hilo del tiempo que tus manos tejen
con el silencio de las piedras, la espera de los árboles,
las salmodias de los arroyos, el aleteo de las aves
en los ojos de la niebla. La caída libre del agua te anuncia
el desplome de un canto rumbo al abismo; tu oído
sigue el grito de la montaña dando a luz su catarata.
Una mujer nos sueña con nombres propios
en sus labios, nos gesta en el aroma de su rosa;
a su tiempo, se abrirá al mundo como los girasoles
para arrullar las semillas de la ausencia en su regazo.
Oscilamos en esa invocación de la Nada que aspira Ser;
simples granos de arena que se deslizan hacia el infinito
en una tormenta de polillas al pasar las páginas
de libros olvidados. Llegarán en procesión las horas desvencijadas
por el balanceo de las hojas en su descenso; tarde o temprano
vendrán con los rostros amarillentos de la muerte
que habrán de pudrirse en los pasos de la hojarasca.
¿A quién podrá importarle si en la inmensidad de las tinieblas
el polen de las flores del mal crece como cosecha
de angustia y dolor en los edificios, las calles y avenidas
de ésta, mi ciudad interior, que alguien fundó hace siglos?
¿Quién posee las llaves para abrir los cerrojos
de unas puertas inexistentes y al fin, escapar a la ruina
del retorno al polvo donde las termitas erigen sus torres?
Osaron levantar sus ciudades porque jamás temieron
un fin del mundo; vieron cómo los torrentes de invierno
arrasaron segundos acumulados junto a los hormigueros;
supieron que hasta los mensajes se deslíen en el hastío.
Todo se diluye en una sucesión de palabras
que batallan por sobrevivir a las interpretaciones.
Será el tiempo en que una mano invisible voltee
nuestro reloj de arena; encienda una lámpara
con la certeza de tener un pequeño sol en su habitación;
así, con el rostro iluminado musitará sus oraciones
al cielo; con la esperanza de que al abrir sus manos
ni siquiera la lluvia borrará nuestros versos.

Del Poemario: “Fragmentaciones en la ciudad invisible”

© Alirio Quimbayo Durán
Maestro y Poeta.  alirioquimbayo7@yahoo.es 
Ibagué, Colombia.





DONDE ANIDAN LOS CREPÚSCULOS

De repente, los crepúsculos abandonan el tejido
de viento y plumas, de trinos y lluvia;
donde manos invisibles hicieron con arcilla
los ojos de las montañas.
Vuelan tras el rastro de Ícaro como perros de caza;
olfatean los arreboles, muerden los relámpagos
hasta que el mar se llena de vacilaciones
cuando la noche enciende pequeñas fogatas.


© Alirio Quimbayo Durán.
En: "El Tiempo Líquido de las Mariposas"
Poemario Completo en:  www.ellibrototal.com


ME REFUGIO EN LAS PALABRAS


Me refugio en las palabras,
con sus ramas hago mi nido;
flotan mis ideas entre sus significados
ocultas a los ojos de las hordas
de segadores; vienen con su hoz
a redimir el tiempo de las voces milenarias.
Me refugio en las palabras;
caverna donde el silencio es fuego,
la noche, un sendero de fantasmas
tanteando puertas y ventanas
hasta hallar el verbo exacto
en las nervaduras de las hojas.


© Alirio Quimbayo Durán
En: "El Tiempo Líquido de las Mariposas",
Poemario Completo en www.ellibrototal.com


ALIRIO QUIMBAYO DURÁN es docente y poeta. Ha gando varios premios nacionales de poesía. El más reciente, el premio nacional de poesía PORFIRIO BARBA JACOB (2011), en Medellín. Sus textos aparecen publicados en periódicos y revistas del país. Igualemente, es notable su presencia activa en las redes sociales, espacio que también aprovecha para hacer conocer su obra y su pensamiento. Vive y trabaja en Ibagué, Colombia. Suramérica.


¿Cómo se lee un poema? / Hugo Padeletti

Pido perdón por estas tres hojitas que voy a leer. Sé que la expresión improvisada es más vívida, aunque menos exacta, pero en est...