miércoles, 12 de marzo de 2008

POEMA DE EDGAR TREJOS





ORACIÓN DEL FAUNO ANCIANO

Muerde mis labios
has de sus prolongados desiertos
tu torre de babel, humedécelos
y quédate en ellos
asaltante, única diosa
como una ansiosa gota de agua, necesitada
en las sabias aldabas del erecto aire
que te reconoce inquieto.
Ánfora desatada de sentidos tú
Tanto tiempo urgida
compadece a quien te sueña, piensa,
abandonado, hundido, en los desvanes de la insatisfacción.
Toca, provoca encendida, con tu lengua
las secretas fuentes de la sed,
esta mansión eterna de deseo que no sacia.
Levanta tu casa de ardor,
convoca los dormidos laberintos del cuerpo
en este bosque infausto de fauno anciano
que pervive dispuesto en tu espera:
Árbol profundo, festivo, para tu selva creceré
en las ariscas esquinas del día
-esa túnica de ansiedad que nos pierde y aproxima-.
Ardamos amando amantes,
cantemos mundo tú y yo viviendo,
saciando ávidas carnes en perenne danza,
renaciendo los brazos yertos, la piel reseca de la tierra.

Agradecido abrevadero seré siempre
de tu cuerpo, diosa coronada,
célula despierta, esperada, espléndida de vida
presentida para un largo morar en mi crepúsculo,
a fin de comenzar, menos incierto,
cada nuevo amanecer
guardado, depositado en tu mirada.

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