sábado, 23 de diciembre de 2006

LA POESÍA COMO ACONTECIMIENTO



Por Julio César Correa
Formular lo inefable, comunicar lo esencial, lo incomunicable, lo intransmisible, es una imposibilidad que la poesía substituye con bellas e inquietantes metáforas.
Eduardo Azcuy
La poesía es un verdadero acontecimiento. Acontecimiento es aquello que emerge y se hace presente al tiempo que está dejando de serlo, pues ya se ha deslizado hacia ese pasado efímero en el que caen los segundos como gotas de agua sobre el océano. Lo cierto y lo real es aquello que se reconoce en la fugacidad, en la temporalidad, como condición suprema de todo lo que cobra significado, como todo lo que es humano; sobre el horizonte de la temporalidad el hombre adquiere sentido.
El acontecimiento se opone a lo que está dado, a lo prefabricado; a aquello que se ha ido momificando a la luz de las costumbres y de las tradiciones. Se opone y se contradice con todo lo que se pueda anticipar y modelar desde las premisas de la racionalidad instrumental. El determinismo, el conformismo y la estaticidad son maneras de ver el mundo según los criterios de las agencias de poder y de los mecanismos de control. Por ello, la poesía es ruptura, deslumbramiento y oposición. Ruptura con las realidades devenidas clichés, esas maneras de ver el mundo desde las consignas mediáticas; deslumbramiento porque obliga a asomarnos a otras realidades que anuncian, a su vez, mundos más humanos, donde se reflejan quizás todas las miserias de los hombres. Es oposición porque quien transita los senderos de la imaginación, debe necesariamente ubicarse en las márgenes y no en los centros de poder. Es oposición, porque desde la capacidad anamnésica de las imágenes se puede llegar a tocar el corazón de los hombres, porque la poesía y sus imágenes nos impelen a percibir el mundo con otros ojos, de otra manera. Mediado por las imágenes de la poesía el mundo se abre, a manera de pliegues, en otros mundos, en otras realidades que no se dejan fabricar, tal y como ocurre hoy bajo el imperio de la industria del entretenimiento.
Lejos de la tradición que hunde sus raíces en la comodidad y en la vejez de los lenguajes, la poesía se levanta para interpelar el comercio a que se somete la palabra en la comunicación. De allí que su predilección por la metáfora haga que el lector-autor se comprometa en la interpretación del texto, cerrando/abriendo nodos y haces de comprensiones para proponer, transitoriamente, otras interpretaciones, lejos de los consensos oficiales. La imagen hará que el lenguaje de la poesía se repliegue/despliegue en miríadas de mundos, desterrando la tranquilidad a que somete la educación y los exegetas oficiales los horizontes de sentido. Por eso, la frase obvia y el lenguaje preconcebido de ciertas tendencias poéticas fenecerán bajo el peso inexorable de la primera lectura.
Acontecimiento es todo aquello que huye de la posibilidad de ser predeterminado o sobredeterminado. Por ello se torna autoorganizado como si fuera un sistema complejo. Lo incierto y lo indeterminado acompañarán el tránsito que hace el poeta, el creador, hacia universos que sólo son puertas hacia otros universos de manera casi infinita. Lo poético como lo creativo lleva esa impronta. Aquí no hay unas causas primeras que desemboquen en unos efectos posteriores. El acausalismo es una suerte de milagro, de acontecimiento, de azar. Es un cierto nivel de correspondencias y de sincronicidades que ocurren en el universo y que no se pueden explicar de la misma manera en que se acostumbra a pensar dentro de los parámetros de la cultura silogística. No hay un antes seguido de un después, como en la visión tradicional que ha imperado en occidente y en nuestra cultura. Esa visión lineal y causalística se rompe para ingresar en otras dimensiones, en otras realidades que el poeta es capaz de construir/develar.
Como lo dijera Pablo de Tarso: “El mundo tal y como lo vemos está sucediendo”. En esa capacidad para poder percibir el mundo como algo que es y no es estamos quizás comprendiendo eso que los físicos encontraron al interrogarse sobre la realidad última de la materia. Esa paradoja que puede llegar a paralizar el pensamiento y la acción, es la que capta, en su esencia, el poeta. El poeta, a diferencia de los otros mortales, es capaz de caminar descalzo sobre el borde filoso de la realidad: sin disecarla como los científicos y sin idealizarla como los humanistas.
El poeta sabe que la realidad debe ser reinventada, que aquello que le han entregado, como legado de la humanidad, es insuficiente, que no es más que una versión mínima de la realidad total. Como dijera Paul Klee “lo visible es sólo un ejemplo de lo real”. Eso significa que lo visible, lo real, es tan solo un punto de partida, un posible comienzo, pero igualmente significa que es necesario encontrar/construir otras realidades. El poeta sabe que lo que tiene ante sus ojos es apariencia; no porque no sea real, sino porque sabe que es una epifanía. Una manifestación de otros posibles mundos, y no se conforma con lo que le entregan las agencias de poder.
La poesía como acontecimiento es la reivindicación de la imaginación y de la sustancia que ésta secreta, la imagen. La poesía que cifra su fundamento expresivo en la imagen, es capaz de arrinconar el lenguaje fosilizado del hábito y de la costumbre. Roberto Juarroz dice al respecto:
No se puede seguir recurriendo para transmitir esta apertura hacia una realidad más amplia al lenguaje convencional, pragmático, que es ya una moneda de intercambio demasiado gastada entre los hombres. Es imprescindible encontrar otros recursos y entender que no hay gramática, retórica o análisis discursivo que pueda servir para este objetivo fundamental de la poesía. Es preciso encontrar otro lenguaje. Roland Barthes dijo no hace mucho: La poesía es el lenguaje de todas las transgresiones del lenguaje, de todas las excepciones del lenguaje, de todas las otras posibilidades del lenguaje. En una entrevista, no mucho antes de morir, Borges dijo que el lenguaje común, convencional, el lenguaje estancado por las necesidades del comercio, la rutina, la política y todos los dobles discursos que pueblan este mundo, es poesía fósil.”[1]
Se trata de acercarnos a la poesía como a la realidad de una manera distinta; en todo caso, lo que se busca es estremecer los estratos más profundos de la psique humana, quizás para producir no revoluciones, sino conmociones emocionales, las únicas capaces de transformar a los hombres. El hombre que es capaz de conmoverse con el lenguaje de las imágenes, es igualmente capaz de descorrer el velo de Maya para encontrarse con las voces y las palabras de los poetas que han sabido erigir universos abiertos y desplegados hacia otras realidades, mucho más inciertas e inquietantes que la realidad inmediata que emerge ante sus ojos. Por eso decide bucear entre las metáforas. Sabe, mejor que los astronautas, que el mundo visible no es otra cosa que la manifestación de otros mundos, esos que subyacen en la piel de los poemas como en la piel de la imaginación. Georges Jean comenta a propósito de lo antes afirmado:
“La buena imaginación es aquella capaz de organizar el mundo de las imágenes que produce, incluso hasta el delirio, y con las que, sin embargo, no se ciega; aquella que se encuentra alerta para despertar y que es capaz de desgarrar por un tiempo el velo con el que envuelve la visión que tenemos de las cosas y del mundo.”[2]
La radical novedad en la poesía, el acontecimiento, es quizás una búsqueda de original existencia. Obedece al declive del pensamiento y a la supremacía de la imaginación y la sensibilidad. Se trata de superar los dualismos y las antítesis en que se ha venido debatiendo el conocimiento occidental. Se trata de superar o de profundizar aún más la escisión del pensamiento, tal y como lo hizo Antonin Artaud. La enfermedad puede ser una manera de expresar el mundo, sin pretender reducir la creación estética a lo patológico. Pues la “enfermedad” es de las pocas formas en que una sociedad controladora y represiva permite a sus miembros expresarse de manera auténtica. Cuando lo espontáneo es reprimido, la locura, la embriaguez y la poesía permiten y hacen posible que se abran de nuevo esas compuertas aparentemente clausuradas.
Existe, entonces, una relación entre la poesía y la vida misma. No se puede pretender hacer poesía asumiendo la vida como pasatismo, viviendo de manera inauténtica. La radical novedad en la poesía exige una vida de compromiso con la vida misma, con la poesía. Es necesario asumir los riesgos, pues cuando se busca, más allá del logro estético, el aplauso fácil y el reconocimiento social, creo que se está renunciando a la poesía como acontecimiento. Sectores y corrientes poéticas llevaron este hecho al extremo, llegando a entrever ligazones entre la poesía y el compromiso político.
Finalmente, hay que decir que la radical novedad debe diferenciarse del espontaneísmo, del descuido y de cierto facilismo con que algunos asumen el acto mismo de la escritura. El acontecimiento no niega la necesidad de trasegar con la palabra como materia prima de la poesía. Igualmente, es importante apartarse de la idea de genialidad o de culto al genio; en este orden de cosas, el poeta no se concibe como alguien alejado del contacto con la cultura, con el conocimiento y con la sociedad. El malditismo en la poesía, es sólo eso, una manera anacrónica de asumir la vida y la poesía.
Manizales, 22 de julio de 2004.



[1] Conferencia dictada el 8 de septiembre en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires y editada en “El Jabalí”, Revista ilustrada de poesía, número 3.
[2] Jean, Georges. Los senderos de la imaginación infantil. Primera reimpresión. Fondo de Cultura Económica. México: 1994. Pág. 211.

Consejos de un viejo sabio (I)


Texto enviado por el poeta payanés Marco Antonio Valencia Calle, publicado originalmente en Portafolio.

Como regalo de Navidad para nuestros lectores, y con el deseo de que tengan un Feliz 2007, les presentamos estos enriquecedores fragmentos de un escrito -'Al cumplir ochenta' del gran autor estadounidense Henry Miller:

"Si a los ochenta años no estás ni tullido ni inválido y gozas de buena salud, si todavía disfrutas una buena caminata y una comida sabrosa (con todo y acompañamientos), si duermes sin pastillas, si las aves y las flores, las montañas y el mar te siguen inspirando, eres de lo más afortunado y deberías arrodillarte en la mañana y en la noche para darle gracias al Señor por mantenerte en forma. En cambio si eres joven pero ya tienes cansado el espíritu y estás a punto de convertirte en autómata, sería bueno que te atrevas a decir de tu jefe -en silencio, claro "¡Al carajo con ese fulano, no es mi dueño!". Si no te has quedado culiatornillado y si te sigue emocionando un buen trasero o un magnífico par de tetas, si todavía puedes enamorarte las veces que sea y si perdonas a tus padres por el delito de haberte traído al mundo, si te hace feliz no llegar a ningún lado y vivir al día, si puedes olvidar y perdonar y evitar volverte amargado, cascarrabias, resentido y cínico, hombre, ya vas de gane.
...Lo que importa son las cosas pequeñas, no la fama ni el éxito o el dinero. La cima es muy estrecha, pero abajo hay muchos como tú que no se estorban ni se molestan. Ni por un instante se te ocurra que los genios viven felices; todo lo contrario, da gracias por ser del montón.
...Al final te quedas solo y ves a tus hijos o a los hijos de tus hijos cometer los mismos errores absurdos, esos errores casi siempre lamentables que cometiste tú a su edad, y ni lo que digas ni nada de lo que hagas podrá evitarlo. Sin duda al observar a los jóvenes se termina por comprender lo idiota que uno mismo fue en su momento (y tal vez lo siga siendo).
...Hay algo que para mí se vuelve cada vez más claro: en lo fundamental la gente no cambia con los años. Salvo raras excepciones la gente no evoluciona ni se transforma: un roble sigue siendo roble, un cerdo cerdo y un zopenco zopenco. Lejos de mejorar, el éxito por lo general acentúa las faltas o fracasos.
...La vida nos obliga a aprender ciertas lecciones pero no necesariamente a crecer.
...En primer lugar, no me interesa el futuro; en cuanto al pasado, bueno o malo, le he sacado el mayor partido; lo que me quede de futuro es producto de mi pasado. El futuro del mundo se lo dejo a los filósofos y visionarios. Lo único que tenemos todos es el presente, pero muy pocos lo vivimos alguna vez a plenitud. No soy pesimista ni optimista; para mí el mundo no es ni esto ni aquello sino todo al mismo tiempo y así será para cada quien en su propia medida.
...Sin importar qué tan limitado pueda volverse mi mundo, no me lo imagino sin mi capacidad de asombro; en cierto sentido creo que puedo definir esta capacidad como mi religión. No me pregunto de qué manera surgió la creación en que nos hallamos sumergidos, sólo la disfruto y la valoro. Rabiando por la condición de la vida y la forma en que la vivimos, ya dejé de creer que yo tengo el remedio. Quizá pueda modificar hasta cierto punto mi propia situación pero nunca la de los demás. Ni veo que nadie, en el pasado o el presente, por grande que fuera, haya podido realmente alterar la condition humaine.
...En mi opinión, después del amor, la amistad es lo más valioso que nos ofrece la vida.
...Tal vez lo más alentador de envejecer con gracia sea la capacidad cada día mayor de no tomar las cosas demasiado en serio.
...Con la edad mis ideales, que por lo general niego tener, se alteran en forma definitiva. La idea es vivir sin ideales, sin principios, sin ismos ni ideologías, quiero sumergirme en el océano de la vida como un pez en el mar. De joven me interesaba enormemente el estado del mundo; hoy, aunque todavía pataleo y me enfurezco, me contento con sólo deplorar el estado de las cosas. Puede sonar petulante hablar así pero en realidad significa que me he vuelto más humilde, más consciente de mis limitaciones y de las de mis semejantes. Ya no intento convertir a la gente a mi propia visión, ni sanarla, ni me siento superior porque no muestra gran inteligencia. Uno puede combatir el mal, pero contra la estupidez no existe arma posible. Creo que la condición ideal de la humanidad sería vivir en un estado de paz en el amor fraterno, pero debo confesar que no conozco forma alguna de producir tal condición. He aceptado el hecho, sumamente difícil, de que los seres humanos se inclinan a portarse de una forma que ruborizaría a los propios animales.
...Aunque sigo siendo lector, cada día me abstengo de más libros. Mientras que en los años mozos buscaba en ellos instrucción y orientación, hoy leo sobre todo por placer. Ya no me tomo tan en serio ni los libros ni a los autores, en especial los libros de "pensadores".




Consejos de un viejo sabio (II)
Segunda y última entrega de los fragmentos del escrito 'Al cumplir ochenta', del gran autor estadounidense Henry Miller, como regalo de Navidad y Año Nuevo para nuestros lectores:
...Aunque suelo sentirme incómodo en compañía de ancianos, me despiertan gran respeto y admiración dos hombres muy viejos que parecen eternamente jóvenes y creativos. Me refiero a Pablo Casals y a Pablo Picasso, ambos hoy de más de noventa años. Esos nonagenarios juveniles ponen en vergüenza a los jóvenes, a hombres y mujeres de mediana edad y clase media, decrépitos en verdad, cadáveres vivientes, por así decirlo, esclavos de sus cómodas rutinas que imaginan que el status quo ha de durar siempre, o que tienen tanto miedo de que sea otro el desenlace que se retiran a sus refugios mentales para esperar el fin.
...Jamás he sido parte de ninguna organización religiosa, política ni de ninguna otra índole. Nunca en mi vida he votado; he sido anarquista filosófico desde mi adolescencia. Soy un exiliado voluntario que tiene hogar en todas partes salvo en su propia casa. De niño tuve muchos ídolos y hoy, a los ochenta, aún tengo algunos: la capacidad para admirar a otros -aunque no necesariamente implique hacer lo mismo que ellos- me parece de suma importancia; pero importa más tener un maestro, el punto es cómo y dónde encontrarlo; casi siempre habita entre nosotros pero no lo reconocemos. Por otro lado he descubierto que tal vez uno pueda aprender más de un niño pequeño que de un maestro acreditado.
...Lo que suele llamarse educación para mí es una tontería absoluta que impide el crecimiento. A pesar de todos los cataclismos sociales y políticos por los que pasamos, los métodos educativos aceptados en todo el mundo civilizado siguen siendo, al menos a mi modo de ver, arcaicos y estúpidos; sólo contribuyen a perpetuar los males que nos hacen inválidos. William Blake dijo: "Los tigres de la ira son más sabios que los caballos de la educación". Yo no aprendí nada de valor en la escuela; dudo que pudiera pasar un examen de primaria en cualquier materia incluso hoy. Aprendí más de los idiotas y de los don nadie que de los profesores de ésto y de aquello. La vida es el maestro, no el Consejo de Educación.
...No creo en la alimentación sana ni en las dietas; lo más seguro es que no haya comido adecuadamente durante toda mi vida y estoy bien. Como para disfrutar mi comida; haga lo que haga, primero ha de ser para disfrutar. No creo en los exámenes médicos: si algo me falla prefiero no saberlo, pues sólo me preocuparía y agravaría mi mal. Con frecuencia la naturaleza se encarga de nuestras dolencias mejor que cualquier médico. No creo que exista receta médica alguna para una larga vida; además, ¿quién quiere vivir cien años?, ¿qué caso tendría? Una vida breve y alegre es mucho mejor que una larga vida sustentada por el miedo, la cautela y la perpetua vigilancia médica. Con todo y el progreso de la medicina aún tenemos todo un santoral de enfermedades incurables; las bacterias y microbios siempre parecen tener la última palabra. Cuando todo falla, el cirujano sale a escena, nos corta en pedazos y nos despoja hasta del último centavo, ¿es eso el progreso?
...Lo que le falta a nuestro mundo actual es grandeza, belleza, amor, compasión y libertad. Se fueron los días de los grandes hombres, los grandes líderes, los grandes pensadores. Para sustituirlos creamos un engendro de monstruos, asesinos, terroristas, que parecen inoculados de violencia, crueldad, hipocresía. Siempre ha existido el bien y el mal, la fealdad y la belleza, lo noble y lo innoble, la esperanza y la desesperación. Parece imposible que los contrarios dejen de coexistir en lo que llamamos mundo civilizado.
...No me gusta terminar con una nota amarga. Como bien lo saben mis lectores, mi lema de toda la vida ha sido "siempre contento y siempre luminoso". Tal vez por eso nunca me canso de citar a Rabelais: "para todos tus males te doy la risa". El hombre que se toma demasiado en serio no tiene salvación.
...En sí, la vida no tiene nada de malo: es el océano en el que nadamos y se trata de adaptarse o hundirse, pero nuestra capacidad como seres humanos radica en no contaminar las aguas de la vida, no destruir el espíritu que nos infunde aliento.
...Lo más difícil para un individuo creativo es evitar el impulso de ver el mundo según su propia conveniencia y aceptar al prójimo por lo que es, malo o bueno o indiferente. Uno tiene que poner todo su esfuerzo aunque nunca resulte suficiente.

viernes, 22 de diciembre de 2006

POETICA DE LA CIUDAD / Antonio Acevedo Linares




Por ANTONIO ACEVEDO LINARES *
 
Una ciudad sin poesía es la anticiudad.
Rogelio Salmona

Una poética de la ciudad es el contenido de esta antología compilada por el escritor Gabriel Ayala Pedraza (Sic Editorial, 2006). La ciudad como el imaginario del poeta y de la literatura y su relación de odio, amor o fracaso con sus calles, sus árboles, sus plazas, sus edificios en una poesía urbana en la mejor tradición de la poesía moderna. Desde Charles Baudelaire la ciudad ha sido cantada por los poetas, desde cuando Paris era capital del mundo y por sus callejones vagaba el poeta maldito. Octavio Paz ha afirmado que Baudelaire es el primer poeta moderno porque es el primero que tiene conciencia de la función crítica de la poesía. Es la ciudad de Cavafis, Alejandria que inmortalizó en su poesía con sus muchachos que respiraban junto a su cuerpo desnudo. La ciudad atardecida con la sombra de sus edificios y su luna llena en las noches de invierno en el croquis de la poesía universal, nacional y regional. Pero la ciudad no es solamente sus calles y plazas y edificios, la ciudad es un estado de ánimo del corazón de quienes la habitan, una atmósfera, un paisaje, es la ciudad soñada por la magia de la poesía. La palabra proviene del vocablo latino civitas, que se refería a una comunidad autogobernada. En la antigua Grecia se denominaba a este tipo de comunidad independiente con el término ciudad-estado 1.

ESTA CIUDAD

Por Enrique Chaparro

Esta ciudad
la que nos habitó
conocida en todas las bitácoras
como el “lago incendiado”
por sus altos minares
sus mujeres tan suaves
como la arena presurosa
y sus mercaderes
en cuyos ojos arde la codicia.
Ah, ciudad poderosa
que como este desierto que nos traga
tapiaste los oasis
y todos se inclinaron ante ti.
Pero tus enemigos te robaron tu luna
ese remo de plata que besaban los locos
cuando sedientos de pasión
bajaban a las plazas
a beber y a danzar
y a maldecir tu gloria.

La ciudad como escenario e imaginario tienen en la poesía moderna su fuente de más profunda creación, la ciudad imaginada es la misma ciudad soñada de la creación literaria, a veces más verdadera y real que la ciudad que se esconde o ignora y que no está incluida en los planes turísticos. La mirada de la poesía, no obstante, sobre la ciudad quiere recrear ese paisaje y hacerla más visible desde la imaginación con una carga poética que la haga más humana y vivible. Desde las ciudades invisibles de Italo Calvino en la que construye un itinerario por ciudades imaginarias a partir de los viajes de Marco Polo, la ciudad es una construcción de la imaginación, que palabra a palabra como ladrillo sobre ladrillo se va edificando desde la literatura. En la ciudad habita la casa y en la casa habita el hombre y en el hombre habita la palabra que la sueña. El poeta sueña la ciudad porque la ama o también porque tiene una relación de amor y odio y quiere exorcizarla en la palabra, ese hábitat de la ciudad que es también el hábitat del hombre. 

NORTE Y SUR

Por Ricardo Nieto 

En algún lugar del sur
mientras se construía un barrio
hubo una venta de guarapo.
No había sombra
sino para cinco obreros
dos estudiantes
dos perros
y su dueño.
El barrio se terminó
de construir.
La venta de guarapo
desapareció con él
también su dueño
y sus dos perros.
De los cinco obreros
no supimos nada más
de los dos estudiantes
uno es arquitecto
y el otro ingeniero.
La ciudad ahora es
sólo Sur
El Norte ?
Allá
llevan a matar
la gente.

La ciudad con sus inmigrantes, sus colonias, sus zonas de tolerancia, sus cafés y moteles, sus vendedores ambulantes, estratificada y vigilada por las cámaras de seguridad. La ciudad sórdida de callejones peligrosos y bares donde se muele un tango o una ranchera, la de los niños hambrientos que duermen a las puertas de los bancos, la de las prostitutas y travestís que esperan en una esquina a sus clientes, la del vendedor de lotería o manzanas, la de los talleres de mecánica de hombres grasosos y oscuros de hollín, la de los embotellamientos de automóviles a mediodía, esa misma ciudad a la que el poeta mexicano Efraín Huerta declara su odio.

Te declaramos nuestro odio, magnifica ciudad.
A ti, a tus tristes y vulgarísimos burgueses,
a tus chicas de aire, caramelos y films americanos,
a tus juventudes ice cream rellenas de basura,
a tus desenfrenados maricones que devastan
las escuelas, la plaza Garibaldi,
la viva y venenosa calle de San Juan de Letrán.

La literatura como construcción de mundos o universos mediante el lenguaje tiene en la ciudad su más moderno tema de creación porque la existencia humana fundamentalmente transcurre en la ciudad, que es donde se alimenta su creador para dar origen a sus textos literarios, no obstante, la literatura que se ocupó del campo dejó obras maestras, como la de Juan Rulfo, que es una de las más bellas creaciones. En mi poesía he intentado retratar o recrear la ciudad en donde vivo y también las ciudades visitadas o revisitadas. La ciudad junto al mar, la ciudad a orillas de un río, la ciudad de calles empinadas y empedradas, la ciudad de la neblina, la ciudad que amanece y anochece entre las montañas etc.

BAJO LA LLUVIA

El hombre que escribe
éste poema es el que ahora
camina por esas calles
de su ciudad de parques de niños y agua
y que se detiene en ésta página
para escribir la ciudad
en la que bajo los semáforos
también se detiene en una esquina
la de casas de tejas rojas, la de olorosos
árboles de eucaliptos, la de las palomas
y las hormigas, la de las palmeras
y las muchachas, la de las cigarras
y las golondrinas, la ciudad que
escribe como camina
la ciudad del hombre bajo la lluvia.

El poeta que todos llevamos por dentro, lleva también una ciudad dibujada en su corazón, que es la misma donde por primera vez hizo el amor, vivió la infancia o conoció la muerte. La poesía ha salido a la calle y ha visto recorrer la niebla cuando ha escrito sobre la ciudad. Cada ciudad ha tenido a su poeta que le canta con furia o ironía, como a la Cartagena de Luís Carlos López o la que cantó con ternura y nostalgia Aurelio Arturo en su morada al sur, una ciudad soñada como un país. 

A BUCARAMANGA

Por Raúl Moreno 

Después de recorrer tus dulces calles
de alimentarme con toda la basura que botas
de pastar tu ruina de semáforos y pitos
recorro tu corazón Bucaramanga
inocente y sencilla como la flor de anturio
temerosa y caliente como la luz de las terrazas
tu luna te alumbra tímidamente
y eres absolutamente lúdica
te trasnochas al ritmo de rancheras y vallenatos
y enfermas cuando la sinfónica nacional toca en tus salas
eres ignorante y facilista
alimentas una masa inclemente de burócratas
que roban tu riqueza
y dilapidan en viajes interminables a la costa
y baratijas de Medellín
y para amoblar lujosos apartamentos
llenos de artesanías y bodegones
y estantes llenos de libros sin leer
y amarguras escondidas en las sábanas bordadas
y soledades que respiran el mismo contaminado
aire de mi ciudad
mi Bucaramanga inocente y fugaz.

Los poetas incluidos en esta antología van desde la visión de la ciudad de Holderlin, Saint John Perse, Maiakovsky, Verlaine, Rimbaud, Allan Poe, Jim Morrison, Guillen, Whitman, Quevedo, Rilke, Borges, Cortazar, Pessoa, Vallejo, Saramago, Cardenal, Garcia Lorca, etc hasta los poetas nuestros como Luis Vidales, Charry Lara, Roca, Maya, Luís Carlos López, Barba Jacob, Quessep, Maria Mercedes Carranza, Mario Rivero, etc junto con los poetas de nuestra aldea como Ernesto Camargo Martínez, Julio Gómez, Enrique Chaparro, Antonio Acevedo Linares, Ricardo Nieto, Raúl Moreno.

MACARABUNGA 

Por Julio Gómez

Ciudad, enjambre de desarraigo
tajado por dos arroyos secos
poblada de pasos expulsados por el sobresalto
y arrojados al latifundio de la tristeza viva.
Crece vientre deforme con geografías
borradas por el miedo
ayeres de nube degollados por la noche de los mil días
y borrados por el vértigo de cristales fugitivos.
Palpo la piel de los días, remendados a la deriva
con la pinza del despojo
y un sordo jadear de formas y sonidos envuelve
las construcciones como un abanico
de colores rencorosos
levanta el brazo, cadáver de ala
arregla las poleas del aire, operario del sueño
vocifera la ortopedia de la fábrica
apuntala el tropel de la obediencia.
Labro mi máscara con creencias descompuestas
camino por el zaguán de la niebla que
desemboca en el muladar del olvido
antiguo vecindario de la calle 45 amarrado
a la última lágrima, desfiladero de epitafios
donde yace el fruto triturado por la nada
manicomio de luces petrificadas
con camisas de fuerza
doblo el ocaso y los barrotes enjaulando
los vientos con el visado de la infamia.
Perdí mi lengua de paladear derrumbes
esquivo la traición subvencionada
enquistada en la esquina
los tabuladores del gesto emboscan
la huella vagabunda
cuando te asomes al mundo respira delgado
el silencio está plagado de fuegos y puñales.

La poesía hace vivir a la ciudad y la ciudad vive en la poesía como la poesía recorre la ciudad como la niebla. El poeta o el hombre común y silvestre recorren la ciudad con furia y la maldicen pero también la enamoran como a una hembra que aman sobre la hierba o en las bancas de los parques públicos.

La relación entre poesía y ciudad determina una visión moderna de la literatura, una sensibilidad nueva al afrontar el quehacer poético con una nueva mirada en tanto la ciudad se va transformando y en ese sentido también se transforma la sensibilidad que la escribe. Con el establecimiento de nuevas formas de transporte el ritmo de las ciudades cambia como cambian los hábitos sociales y quiénes la escriben, la pintan o la fotografía tienen en ese renovado paisaje de la ciudad un material nuevo para la creación poética y artística.

Notas
1. Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2003.
* Poeta y Sociólogo. Ha publicado: Arte erótica, 1988. Los girasoles de Van Gogh. Antología poética (1980- 1999) Vol 1, 1.999. CD, Poesía de viva voz, 2004. Atlántica, Antología poética (1980-2004)Vol 2, 2004 y seis Plegables de poesía. Su próxima publicación, En el país de las mariposas. Antología poética (1980-2005) Vol 3.

lunes, 18 de diciembre de 2006

El asunto García y otros cuentos

Orlando Mejía Rivera
Escritor, médico y docente


El Judío de Ulm

"El seis de noviembre de 1941, a las nueve y treinta de la noche, el joven judío Hanz Fritsch, estudiante de matemáticas en la universidad de Ulm, fue atrapado porlos servicios de inteligencia de la Gestapo en el sótano de una casa ubicada en las inmediaciones del río Danubio. Huérfano de padre y madre desde los catorce años, heredó, como hijo único, una considerable fortuna forjada por su abuelo paterno, quien fue el fundador de una prestigiosa industria de sofisticadas lentes para telescopios de observatorios astronómicos".

Así empieza uno de los cuentos que hacen parte del pequeño libro del médico y escritor manizaleño Olrando Mejía Rivera; circula por estos días entre sus amigos y cercanos, con nota al respaldo del escritor René Rebetez. Conformado por ocho cuentos breves y editado por la Universidad de Caldas, el texto se presta para la lectura ágil, mientras se va en el bus o mientras se aguarda turno en las salas de espera de los bancos o de las empresas de servicios públicos.

Quizás sea esta la forma en que debiera circular la literatura en tiempos de globalización, cuando la prisa y el vértigo surgen como obstáculos para la reflexión o para la contemplación. De allí que lo breve aparezca siempre como un elemento atractivo y que gana fuerza, sobre todo cuando las grandes editoriales siguen subestimando la publicación de libros de cuentos y apostándole sólo a aquello que garantice beneficios económicos, no necesariamente lo mejor.

Ya lo dijo Chéjov (¿?) : "La brevedad es hermana del talento." Mejía Rivera pareciera apostarle a los textos breves. A diferencia de sus reflexiones en el plano académico, los textos narrativos de este autor caldense apuntan hacia eso que él llama Nouvelle(tta) (espero haberlo escrito correctamente). Se acerca así a las mismas ideas de Lauro Zavala, el escritor mexicano.

Pero, como no aspiro a ser recensionista, dejo iniciado otro cuento, el que le dá título al libro completo: El asunto García:

"El 15 de febrero tomé el tranvía en la plaza de Bolivar con un libro de poesías de Góngora que me había prestado mi amigo Domingo; eran como las tres de la tarde y hacía frío, yo disfrutaba de la ironía de los versos "Cada uno estornuda/como Dios le ayuda", cuando vi entrar por la puerta principal a un fauno vestido de levita negra, con sombrero de copa, pero al cual se le veían los cascos lustrosos por debajo del pantalón, los cachos elevaban su sombrero unos siete centímetros de la cabeza y las barbas rojizas de chivo formaban una especie de escoba de fuego. Se quedó mirándome con burla y luego desapareció en el aire, sin que ninguno de los demás pasajeros hubiese dado muestras de haberlo visto".

Manizales, lunes 18 de diciembre de 2006

Poetas de la Tierra



Campo Elías NarváezEscritor y Comunicador Social.

Son poetas santandereanos, nacidos en las décadas de los cincuenta y los sesenta, sensibles a su tiempo y al espacio que los vio nacer y crecer y que ahora en estas páginas que se nos vienen encima, no dejan escuchar los jadeos con los que se expresa su tierra y la tierra. Lo local y lo global. Lo local como trasunto vital y estético que recoge la entraña de las gentes, los paisajes y los modos de compartir la cotidianidad en unos tiempos ya idos, y en los mismos que transcurren ahora. Lo global como inserción en el complejo mundo de la sociedad informatizada donde nada que lo que ocurre allá nos deja incólumes acá. Todos dependemos de todos y nuestras sociedades son y se hacen cada vez más interdependientes. El futuro de la humanidad y de nuestro planeta es al fin y al cabo el mismo, y a todos nos compete igual. La globalización con todo su enjambre de ensoñaciones y ansias irrealizables podrá, si acaso, convertir al planeta en una vitrina comercial o en una aldea, la famosa “aldea global” de la que los hablara McLuhan. Pero no podrá ocultar, sin embargo, y hay pruebas al canto, las expresiones culturales más nítidas de nuestros pueblos, nuestros modos de sentir, de percibir y de expresarnos a nuestro gusto y a nuestra manera por más que lo intentare. La sustancia misma de nuestras identidades culturales, que las hay, se encargará de preservar y en último caso de matizar la expresión de estas presencias que son a la vez trasunto de nuestras ausencias.

El mundo de los afectos, de las sensaciones y el de las formas inéditas de expresión también son nuestro mundo. Digo, el de los poetas y de los artistas en sus múltiples posibilidades de manifestación al ejercer su derecho a la libre expresión de su vocación creadora.

Estos poetas, de los que hacemos referencia, están en la plenitud de sus vidas y de seguro en su infancia escucharon hablar del primer hombre en el espacio, Yuri Gagarin, y de la llegada de otro, Neil Armstrong, a la luna. Y de toda la parafernalia de la conquista del espacio. Quizás también de la revolución cubana y de los aires de profunda renovación social y económica que nos quedamos esperando. Y de seguro de los Beatles y de todas esas melodías y sonidos antes inexpresados. Tal vez bailaron el twist y se deleitaron con los sones de las nacientes baladas latinoamericanas.

De seguro se conmocionaron con el asesinato de John Kennedy y con la irrupción de esa torrentosa novela que se llamó Cien años de soledad. Estas y otras novelas de su época les dieron el privilegio de nacer esa corriente estética de la literatura que luego trascendió con el pomposo nombre del "boon" de los escritores latinoamericanos o del "realismo mágico" como lo acuñara por esos tiempos Alejo Carpentier. Son poetas de nuestro tiempo, decíamos. Reporteros de las antiguas y de las nuevas sensibilidades. Pregoneros de la subjetividad, porque el universo de la poesía va más allá de los registros mecánicos y físicos de la tan cacareada objetividad. Y porque el mundo de las subjetividades e intersubjetividades también es el suyo y es su reino. Por estas y por otras razones nos hablan de sentimientos, de sensaciones, de formas vivaces de percepción y expresión. Del dolor y el amor.

Nos susurran con sus versos visiones de mundos diversos y posibles. Nos hablan casi de todo. Del amor y la soledad: "las rocas suplican y nadie las oye", nos dice uno de ellos. Otros nos lanzan una proclama acerca de "la blancura luminosa de tus calles empedradas de silencio" porque este mundo saturado de tecnologías de la información se está quedando incomunicado. Y la soledad de las urbes y los inmensos conglomerados abruma y genera versos como los enunciados y hasta canciones y divertimentos tecnológicos. Son poetas nacidos no hace mucho entre las sombras y las faldas de estas breñas santandereanas que nos sugieren abismos y distancias. Una geografía en fin que pareciera hacernos inaccesibles a quien nos contemple desde otras latitudes pero que permite al mismo tiempo que surquen en sus cimas ríos tormentosos y ríos apacibles que hacen posible la vida, la comunicación y la esperanza. "Un paisaje desolado era la palabra", leemos en uno de estos versos. Y esta desolación que puede remitir por igual al espinazo de nuestras cordilleras o a los profundos precipicios donde se pierde la vista en lontananza, sugiere a la vez que la palabra misma como esencia creadora la que puede ser la vez espinazo y precipicio de universos enunciados, creíbles y posibles. De mundos realizables.

La poesía, una vez más, se abre paso entre el tráfago de las noticias cotidianas. Entre el intermedio de un partido de fútbol y una telenovela. Ella, esquiva unas veces, audaz otras, recoge briznas de realidad por aquí, sueños y esperanzas por allá. Puede que por momentos se sienta ausente o innecesaria pero esta capacidad de trascender y de trascendernos nos la vuelve vital y la convierte en el oxígeno que sacia nuestras ansias de infinito. Sus estéticas literarias son las de siempre pero también las de ahora, las que corresponden a las nuevas propuestas de las tecnologías de los medios masivos y a las nuevas sensibilidades y formas de percepción o tecno-perceptivas. La televisión a color, los videos musicales, el mundo de lo digital y ahí, por esos parajes, del internet. Por igual se dan en sus palabras sentimientos que hunden sus raíces en la misma noche de los tiempos. El amor y la pasión, la soledad y el erotismo. El día y la noche.

La complejidad del urbano se nos da y nos matiza en analogías como "amaba a la ciudad, tanto como tu cuerpo". Mientras envasan las útiles impresiones mass-mediáticas de la iconografía contemporánea en versos chispeantes como cuando aluden a "luego de muerto Andy Wahol se ha puesto de moda Marílyn Monroe...". Pertenecen estos poemas a hombres de nuestro entorno, de nuestra tierra, amamantados por una misma urbe. El inicio de un nuevo siglo, los sucesos del 11 de septiembre, los comienzos de un nuevo gobierno, que ojalá no sea otro más, los recientes descubrimientos en el campo de la biotecnología, el genoma humano, para citar un caso reciente, tal vez estén cambiando el mundo o nuestras realidades inmediatas sin que nos demos cuenta o dándonos cuenta con el entrecejo pesimista. Pero el arte seguirá ahí. Actor y protagonista de nuestro tiempo, testigo sensible de nuestros pálpitos. Quizás tantas desgarraduras en nuestro tejido social reclamen con urgencia el bálsamo purificador de las palabras, de estas palabras que esperan ser recorridas por estos ojos, por todos nuestros ojos.



BIBLIOGRAFIA

1. Antonio Acevedo Linares. Ha publicado: Arte erótica, 1988. Seis plegables de poesía y Los girasoles de Van Gogh, 1999 (Antología Poética 1980-1999) Prepara la publicación de Atlántica, Antología Poética, 1980-2002. Vol 2.

Julio César Correa Díaz: Ha publicado: El altar de los oficios, 1999. Autorretrato con girasoles,2000. Rizoma, nueve maneras de fabular el mundo (ensayo) 2002. Mientras pasa la tarde, 2004.

Claudio Anaya Lizarazo. Ha publicado. Evocación del espacio, 1999. La palabra fundadora (Conferencias) 2001.Tiene inédito un libro de cuentos titulado: Bumangueses.

Guillermo Velásquez Forero. Ha publicado: Itinerario del exiliado, Militante sin reino, Luz de fugas (ficciones) Los evadidos (cuentos) y El gesto de la huella, 1997.

Hernán Vargas Carreño. Ha publicado, Plural, 1993. Poemas de Edgar Lee Masters (traducción) 1999. País intimo, 2000.

¿Cómo se lee un poema? / Hugo Padeletti

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